«Todo
tiempo de cambio conlleva algo valioso»
Este pensamiento me ha acompañado a lo largo de
más de seis décadas. Y en pleno dilema, cuando se interpone el corazón a la
cabeza, o viceversa, cuando contemplas las mil y una posibilidades que
acompañan a la decisión a tomar, y sientes
el temor a equivocarte, llega la célebre idea y equilibra la balanza.
Hoy
cierro una puerta y tras ella quedan años de esfuerzo; pero su balance evidencia
más satisfacciones que sufrimientos. He
sido capaz –aun contra viento y marea- de
ser como el siervo que devolvió a su señor el doble de los talentos que le había
confiado. Echando la vista atrás me doy cuenta de que mi vida, aunque sencilla,
ha sido todo un éxito. ¡Hasta ahora!
Mañana abriré otra, y encontraré un amplio
horizonte lleno de expectativas que, con
el brillo y calor de la mirada de mi familia (marido e hijos), seguiré sin
dudar con el convencimiento de que la decisión de hoy fructificará mañana.
(Por cierto, el
que quiera leer la Parábola de los talentos: Mateo 25:14-30)
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