Entonces, su vanidad se desvanece, ya no piensan, ya no sienten: incluso, el RISCO más alto les parece liso y llano para revolverse contra la CEGUERA que han padecido.
¿Cómo pudo ser? No lo saben, no quieren saberlo, pensar es doloroso…, pero al fin, toman una decisión:
Devuelven la miel al ARROYO por donde transitará la
MUJER que los salve…
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