Creyeron en un principio
que AUNAR voluntades era el camino para conseguir llevar la nave a buen puerto, donde encontrarían provisiones
en abundancia. Pero el ESFUERZO y tiempo
empleado se diluyó como agua de lluvia en los cristales.
La TRIPULACIÓN, aturdida, manifestó sus diferentes criterios que no
convencieron al resto del COLECTIVO que, desorientado, no supo qué camino tomar.
Cada elemento se echó
a volar hacia su propio objetivo, sin brújula ni PROTECCIÓN.
Fue el principio del
fin de aquella nueva variedad de langosta.
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